Los magos son unos reyes
Y ya está. Anoche pasaron los reyes y ahora sí que no queda nadie por pasar. Lástima. Como cada año, tanto preparativo y en un plis plas, hay que devolver el arbolito a la caja. Eso los que usamos artificiales; los demás, a llevarlos a los punto de recogida (algunos) o bajarlos a la calle y ya los recogerán (la mayoría).
Pero como no se conforma quien no quiere, pensemos que peor es la rutina diaria del cocinero: a veces hasta horas pasa preparando la comida y puede que luego, no se llegue ni a saborearla. Y no me refiero precisamente al del restaurante, que ese cobra lo suyo por hacerlo…
Igual que Santa Claus, los reyes se portaron muy bien conmigo. Y eso que a éstos, nos le dejé paja ni agua para los camellos pero claro, a mi edad, ya sé que no vienen así… hace tiempo que van en todoterreno. Evidente, los camellos serán muy buenos en el desierto pero en cuanto pisan asfalto sufren que es un contento. Además son muy lentos y algunos de los regalos que «sueltan», lo dejan todo perdido y desde que el ayuntamiento empezó a multarlos, los reyes dijeron basta. Ahora con los todoterreno contaminan más pero como va al aire, no se nota…
Sigue sorprendiéndome cómo pueden estos 3 tíos estar en todo el mundo al mismo tiempo. Antes me parecía algo inexplicable; ahora que conozco las diferencias horarias, ya me resulta más lógico… y claro, luego se pasan 364 días sin dar señales de vida y así ¡cualquiera carga las pilas!