Fresnedillas arrasa un huerto escolar por carecer de permiso municipal
Mi suegro, un saludable y lúcido abuelete de 91 años, me cuenta cada tanto sus recuerdos de juventud, como cuando se arrastraban para cultivar lo que se podía en aquellos campos de su Galicia natal, y si pasaban los falangistas tenían que ponerse en pie para saludarles extendiendo el brazo, porque se corría serios riesgos