Rubalcaba raja del pasado y Rajoy raja de programa

Recuerdo que tiempos atrás (qué esos aquellos!), en las campañas políticas (qué esas las de estos!), el discurso de los candidatos se basaba en el futuro: un programa de gobierno, unas promesas de soluciones, unos hechos a consumar… y, luego nosotros, tirábamos el voto en quien nos lo pintaba mejor.

Pero con el paso del tiempo (no necesariamente mejor por haber pasado) las cosas cambian, y, aunque no como para alterar mi convicción de que la política siempre es más de lo mismo (y «más peor»), ahora lo del discurso parece que HA CAMBIADO.

En el «Gran debate» que nos ofrecieron anoche según he podido constatar, la estrategia que se lleva se asienta en el pasado: «Ciudadanos, este no sirve por lo que ha hecho (más que probable) yo soy la alternativa!».

Pero, no sabemos qué van a hacer para sacarnos de esta; el mensaje simplemente es que decidamos por lo pasado y como intenciones se nos ve, el proyecto es secundario. Mucho me temo que no exista. Y digo yo ¿no vale más malo conocido que peor por conocer?

Es verdad que uno (no voy a decir quién es) perdió credibilidad para convencernos de su proyecto, pero el otro (tampoco diré quién) no puede (aunque sí) pretender que confiemos, limitando su discurso a decirnos lo que ya sabemos sin ser políticos (y así nos va): que el otro lo ha hecho mal. Muy mal.

Hoy, viendo lo titulares (no he podido ver más allá) pienso que o soy demasiado profundo, un burdo idealista o simplemente no tengo ni idea: los especialistas hablan de victoria y tal vez, fue un simple juego. Y yo me lo tomé demasiado en serio…

Tenemos un problema (y no podemos llamar a Houston): en uno no podemos confiar y el otro no nos dice porqué en él sí. Al menos para mi, no es suficiente

Tal vez mi análisis sea demasiado limitado y no sepa ver que en eso radica precisamente el quid de la cuestión. A Rubalcaba no podemos creerle aunque tenga un plan; Rajoy no explica su proyecto y ahí debe radicar su fortaleza: no nos promete nada, solo acompañarnos a ver que pasa y si no pasa nada, no se le podrá reprochar que tampoco valía, porque no se comprometió a nada.

Fuera de bromas (¿o debería decir dentro?), tenemos un problema. Sus rajadas, nos rajan un poco más. El pasado reciente ha sido esperpéntico pero ¿mejorará nuestro futuro?. Igual tenemos que conformarnos conque no empeore.