Mucho hablar de crisis y poco del hambre que mata
Es uno de esos días, ultimamente muchos, que se presta para leer, navegar por Internet, ojear la prensa online; ver qué está pasando más allá de estas nubes que nos rondan y nos tienen casi a oscuras.
Sobre la crisis económica no sabemos con cual «quedarnos». Hay innumerables publicaciones sobre Merkozy, Grecia, Eurozona, los ajustes; con cientos de menciones, análisis y noticias de todos los calibres.
Pero del hambre que mata a cerca de 21.000 niños al día, pocas o ninguna. Incluso probando con Twitter, escribiendo por ejemplo #hunger #faime #hambre, aparecerán pocos medios tradicionales y digitales; solo tuitean los particulares, las ONG y las agencias humanitarias. Entre ellas mueven informaciones de interés. Quien sepa inglés, podrá ver en World Food Program America, como se desmonta y corrige 11 mitos acerca del hambre, entre ellos el de la superabundancia teórica en el planeta.
El hambre afecta a mil millones de personas, la mayoría del Tercer Mundo. Pero también al llamado Primer Mundo; la pobreza extrema está en las calles de sus pueblos: 49 millones de estadounidenses pasan hambre, 20 millones más que en 1980. El problema opuesto, la obesidad, que sí tiene atención y mediática, afecta a otros mil millones de personas, uno de cada tres niños y el 67% de los adultos de EEUU son obesos, más del doble desde 1980. Una superpotencia que, o se toma en serio hacer régimen y cuidar a los hambrientos, o no tendrá ejército en forma para intervenir en los males del mundo…
Save the Clindren propone un juego sobre la lotería del nacimiento. Aparentemente, nacer serbio es tener suerte…
Según Angela Merkel, canciller federal alemana, la crisis actual es la mayor desde el final de la II Guerra Mundial, y requiere reformas de calado. No solo es una crisis económica, también es política; me pregunto a qué cojones dedican el tiempo de tantas cumbres de gobiernos (no caerán por su ladera todos juntos no…). El primer ministro británico, David Cameron, afirma que se trata de una oportunidad para rediseñar el papel de Europa, deberían empezar por el higiénico, ultimamente no limpia nada. Jack Ewing se pregunta si no es tiempo de que el Banco Central Europeo sea tan generoso con países en apuros como lo es con los bancos, y que estos lo sean con los apurados. El The New York Times publica un buscador con las noticias sobre los afectados por la crisis; y en esta gran cloaca, la mía no es ni un minúsculo grano de mierda, porque aún incluyendo España, ni se me menciona.