En el portal de Belén no había ni mula ni buey
En el tercer volumen que Ratzinger dedica a la figura de Cristo, se plantea una pregunta tan delicada como crucial para los católicos: “¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen?”. Aunque el l Papa se contesta: “Sí, sin reservas”, le quita la razón a San Agustín, quien dejó escrito que María hizo un voto de castidad y se encomendó a José para que la protegiera. Según Benedicto XVI, tal reconstrucción de los hechos “está fuera del mundo judío en el tiempo del nacimiento de Jesús”. Una fecha que Joseph Ratzinger sitúa –recurriendo al Evangelio de San Lucas—en el año 15 del imperio de Tiberio César, entre el 6 y el 7 antes de Cristo, coincidiendo con una conjunción de los planetas Júpiter, Saturno y Marte. Más que la fecha, llama la atención la manera en que el Papa reescribe, aunque sin refutar, los textos de Lucas y de Mateo. Y no es que yo me leyese el libro de Eli ese, sólo las opiniones que aparecen por ahí.
También leí el planteamiento de alguien de que «cómo uno de los mejores carpinteros de Jerusalem como era José (padre extraoficial de Jesús en realidad) al cual se valoraba mucho su destreza en su oficio para la época, se va a tropecientos kilometros en un viaje, digamos que destructivo para su mujer embarazada de 9 meses encima de una burra, guiado por la estrella de oriente ¡¿para que tenga a su hijo en mitad de un pesebre en Belén?!». Por cierto, a la burra la tuvo que aparcar lejos del pesebre…sino el papa la hubiese visto…
A mi particularmente no me extraña ni me llama la atención tanto como la fantasía mística absurda de que la virgen María se quedase embarazada por arte divino…