La esperpenticidad detestable de la actitud grotesca de unos políticos de m
Ana Colau, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que el martes llamó «criminal» en el Congreso al representante de la banca, está convencida de que «los desahucios son uno de los actos más violentos que existen«. Yo lo subscribo y además, digo que el gobierno y la oposición, son cómplices de ese criminal.
Tampoco es que hayan muchas dudas al respecto, como dice Rosa Montero en su opinión publicada en El País: Tenemos la ley hipotecaria más injusta y la aplicamos de la manera más feroz y ante el clamor popular, con la captación de más del triple de las firmas exigidas para que se admita a trámite la votación de si se acepta o no la dación de la vivienda a cambio de saldar la deuda completamente, el PP ya ha dicho que votará en contra…
Entonces me pongo a escribir y me quedo bloqueado. Ya el título, para empezar, me queda tan largo que lo corto abruptamente, porque en realidad, me plantea muchas dudas.
¿Qué es lo que debo decir? ¿Será suficiente con que diga «políticos mezquinos?. No, no expresa lo que realmente son. ¿Malvados?. Sí, pero se queda escaso. ¿Malditos?. También, pero me sigue resultando poco. ¿Mafiosos?. Por supuesto, pero quizá sea una desconsideración con ese tipo de personas, más nobles y directas. ¿Malandras?. Seguramente a rebatir porque son delicuentes al margen de la ley (o lo que es lo mismo: la ley no es para ellos).
¿Y si digo simplemente «políticos que son una auténtica mierda»?. No sé, me cuesta ensuciar el blog con términos tan desagradables y tampoco favorece al título, que lo convertiría en más largo aún. Así que mejor lo repienso, a ver si consigo encontrar una definición acorde a estos personajes y su talante; no vaya a ser que les resulte una ofensa y se sientan despreciados injustamente.
Y es que se hace difícil verter una opinión sobre esta gentuza que dice estar ahí por vocación de servicio público y constatar que son poco más que unos auténticos sinvergüezas porque la vocación que sí nos demuestran, es la de servirse del público para sus bienes privados.