La milmillonésima parte de un minúsculo grano de arena
Muy apreciados familiares y amigos, distinguidos conocidos;
mediante la presente quiero dejar constancia de lo siguiente:
Si de verdad me creó Dios sólo con barro, alucino imaginando cómo sería si lo hiciese con los medios que hay hoy día.
Soy la milmillonésima parte de un minúsculo grano de arena contenida en un átomo y aún así, tengo un microclima propio.
Pero no hay meteorólogo que seas capaz de predecir que tiempo tendré en cada momento, porque ni yo sé cómo amaneceré (ni siquiera cómo acabaré el día).
Dependo de la madre naturaleza y sobre todo, de la madre que lo ….. esa que tiene escrito mi guión y me pasa los actos sobre la marcha. Así no hay quien haga planes a largo plazo, y los pronósticos son una quimera.
Como al clima de la tierra, me afecta la acción del hombre (y las mujeres) y el efecto de los planetas. Los cometas me distraen en exceso y las estrellas fugaces, cuando las veo (desde este rincón en el cielo se ven pocas), me hacen cambiar los deseos que voy apuntado con suma facilidad.
Soy tan voluntarioso como voluble.
Mis estaciones son aleatorias, díscolas e impredecibles. Juegan a intercambiarse de orden incontrolablemente; así que puedo llover, brillar, estar nublado, radiante, tormentoso, huracanado o aturdiendo a semejantes tronando en momentos inesperados.
Por eso es difícil, lo sé, hacer turismo en mi interior, y en las costas; pero desde ellas hay menos recorrido para alejarse, en caso de un cambio climatológico repentino.
Así, ahora, después de un tsunami de proporciones inconmensurables, me presento radiante y los rayos de luz me salen a borbotones; por encima de la devastación que quedó en toda la milmillonésima parte del minúsculo grano de arena contenida en un átomo que soy.
Toda visita es bien recibida. Pero, si el recepcionista de turno tiene un mal día, ya saben que depende de la madre naturaleza y la madre que lo ….. esa que pretende que todos los actores actúen con el mismo porte. Como si Dios nos hubiese creado en serie…
Aprovechar mis rachas de buen tiempo pero acudid con paraguas, por si un rayo de luz se tropieza en la devastación arrinconada, y me hace llover repentinamente.
Y no se preocupen en exceso si encuentran las fronteras cerradas; hay tormentas (duraderas o pasajeras), que lo hacen inevitable.
No hay que darle mayor importancia. Somos como somos y las cosas son como son y, para ahondar en lo tópico, todo es relativo y comparado con los tsunamis, hasta insignificante.
Como yo, que soy una milmillonésima parte de un minúsculo grano de arena contenida en un átomo…