La metaforósis de los recuerdos
El problema de los recuerdos almacenados es que nuestro altillo es vulnerable, a pesar que siempre nos creemos seguros bajo el. En cualquier momento puede verse colapsado. Un ataque de polillas, un fallo en los cimientos, una agresión externa… y los recuerdos se vuelven caóticos o ya no vuelven.
Casi cualquier cosa y en cualquier momento, puede provocar un desorden tal que dificulte la localización de unos pocos o muchos o, en el peor de los casos, que no se encuentre ninguno.
Por eso son muy importantes los recuerdos en papel. Estos, aún siendo frágiles ante varios y extensos peligros, son la ayuda más usada para reactivar la memoria y, aunque se de el caso que esta se niegue en algún momento a ubicarlos, otros podrán conocerlos y saber que son parte de nuestra vida. Y de la suya.
En la era actual, de chips, procesadores, hardware , software y componentes periféricos; también son de utilidad los recuerdos informatizados. Aunque estos también (como todo) tienen sus pros y sus contras.
Toda esta parafernalia electrónica puede fallar (de hecho lo hace a menudo) y todos los recuerdos que creíamos backupeados quedan KO momentáneamente o tristemente desaparecidos en combate.
Tanto los recuerdos en papel como los digitalizados, tienen como enemigo común las ventanas.
Los de papel corren un gran peligro con las ventanas de casa. Si los tenemos mucho tiempo delante de ellas, el sol acaba desvaneciéndolos; y, si los tenemos sueltos y amontonados, como descuidemos alguna abierta una ráfaga de viento puede ocasionar un panorama caótico. Ambos bien podrían ser como metáforas del colapsamiento de nuestro altillo.
Los recuerdos digitalizados, tienen su mayor enemigo en las ventanas de Microsoft. Tanto producir un fallo inesperado y dejar de responder que nos acostumbramos como con que viene el lobo viene el lobo y cuando viene de verdad y ataca, nos deja sin rebañ… recuerdos.
Los usuarios del OS X de Apple dicen que a ellos nada de esto les pasa pero, no sé yo si me sentiría más seguro con un Lion mirándome cada vez que acceda a su entorno…
La ventanas también (por suerte en menor medida) pueden ser un peligro para los recuerdos que conservamos, si se nos precipitan por una que esté a demasiada altura.
Si serán importantes los recuerdos que al ponerme a convertir los de papel en digitales, me dije "tengo que acordarme de escribir algo al respecto", y a medida que fui avanzando en este escrito, he ido olvidando cómo lo quería recordar.
Nutz
20 de septiembre de 2012 @ 10:38
Respecto a lo que has dicho de los usuarios de OS X Apple, recuerdo un capítulo de Sexo en Nueva York (una de las series donde más publicidad se hace de Appel) en el que a Carrie Bradshaw (principal protagonita y escritora de una revista semanal), se le queda en negro la pantalla de su Macbook y cuando va a arreglarlo le dicen que no hay modo de recuperar los datos que tenía…, casi se muere del disgusto, suerte que es una serie…
pilgrin
20 de septiembre de 2012 @ 17:09
Ahahàaaa!!!
Cuando el río suena… y si Apple no los ha demandado, algo hay, o puede haberlo…