Nuevos slogans para una cantinela muy vieja
Mas afirmó entonces que «ha llegado la hora» de que Cataluña ejerza su «derecho de autodeterminación»; y desde entonces, se desató una tormenta que nos tiene a todos con los paraguas «desenfundados».
Como en cada campaña electoral, cada candidato «se ofrece con la pócima milagrosa» mostrándonos su perfil más favorable (aunque algunos saldrían más favorecidos si no le revelaran la foto) acompañados de un slogan con el que, se supone, los votantes se sentirán atraídos para otorgarles su voto.
No sé. Es indudable que para algo existen las agencias publicitarias y los asesores de los partidos políticos y sus candidatos, pero sigo sin poder asimilar cómo es posible que estos (los candidatos), siendo tan conocida su imagen como su capacidad para no hacer nada, sigan participando como si empezaran de cero. Hay que reconocer que su ausencia de vergüenza y temor al ridículo, tiene su mérito… Hay que tener la cara muy dura para que el fracaso no te la ablande (y se te note).
El problema es que sus propuestas son prácticamente imposible de converger en interés de la ciudadanía, porque los políticos sólo luchan por intereses partidistas, aunque digan hacerlo por el pueblo. Es en manos de este que está la posibilidad de aglutinarlo en un slogan común
Claro que «El pueblo unido jamás será vencido», si se une y lucha con unidad y convicción. Enarbolar banderas y proferir cánticos simbólicos es muy pintoresco, pero por sí solo no basta. Hay que tener fé, constancia, paciencia y creer en el proyecto. Tanto como aparentan hacerlo los políticos, sólo así podremos con ellos. Y como hacen ellos, no temer al fracazo. Ni a la victoria…