Paris perderá 2 de los símbolos más emblemáticos de «lo francés»
A partir de este convencimiento, el alcalde de París (la vecina de al lado me ha comentado, que oyó decir que este socialista, es el primer político francés que confesó públicamente su homosexualidad) considera imprescindible prohibir a partir de septiembre del próximo año, la circulación de automóviles de más de 17 años de antiguedad, así como camiones o autobuses de más de 18 años y las motos de más de 10 años. En centroamérica y más al sur no se lo pueden creer…
Se calcula que aproximadamente un 3 % de los vehículos entrarían en esta medida, ya que el parque automovilístico de la ciudad no se considera una antigualla. Los afectados -lógicamente- están que trinan. La asociación 40 millions d’automobilistes, que pese a su ampuloso nombre cuenta con 320.000 miembros, invoca el derecho a la movilidad en un país en el que desde hace más de 200 años tienen muy claro que el gobernante está para servir al ciudadano, y no al revés. Huy huy huy que lo guillotinan…
Si alguien no lo impide (y tratándose de franceses eso está por verse), la nueva legislación ecológica de la alcaldía de París, prohibirá la circulación en la capital de varios de los símbolos más universales y emblemáticos de lo “parisino” y lo “francés”, desde hace décadas. Vehículos como el Citröen 2 CV, el Peugeot 205 y el Renault 4L, tienen un puesto importante en la mitología nacional más cosmopolita, y forman parte de la historia popular de Francia. Como el croissant o el ménage à trois…
Así, más allá de esta diatriba política y, por fuerza, correosa, el sociólogo Arthur Dupuis comenta que “Coches como el 2 CV o el 4L forman parte esencial de la mitología popular. A través del cine, la fotografía y la publicidad, esos automóviles tienen un puesto propio en la “identidad” cultural de Francia y sus mitos populares. ¿Son tan nocivos para la sanidad pública..?”.
Y es que en el fondo (cuando entra en juego la política este concepto no lo tengo muy bien definido, así que tal vez sea en el frente) Bertrand Delanoë, el alcade de la ciudad del Sena, está en agresiva competencia electoral con los Verdes, ya que el próximo año terminaría su actual mandato y esta medida no deja de tener su importancia electoralista; toda vez que muy posiblemente, tanto en el fondo, como en el frente pero muy especialmente, en el centro de Paris, es del todo necesario porque desde Bruselas ya les han advertido que multará a la ciudad con 100 millones de euros si no reduce las emisiones en un 30 % para el año 2015.
Este plan ya ha recibido todo tipo de descalificativos. “Medida antisocial” es lo más ligero que se ha dicho (de ahí a la guillotina aún faltaría subir muchísimo el tono) y también se han oído tambores de obsolescencia programada. Situando la medida en su contexto, lo cierto es que a la industria automovilística francesa no le vendría nada mal un empujoncito para ver crecer sus ventas en la capital. Y claro, otras cosas más importantes se han sacrificado por ahí (y por aquí, y por allá…) que esos símbolos automovilísticos.