La niebla de Stephen King no es más terrorífica que la de Lleida
Ayer veíamos los 22 vehículos (muchos simples amasijos de hierro y chapa) reunidos en una gran nave para la investigación, en busca de la causa del desastre. Hoy se apunta que un vehículo que ha chocado con la valla lateral habría desencadenado el accidente múltiple. El choque en cadena en Castelldans ha provocado un muerto y 12 heridos de diversa consideración.
Circulé por la zona durante mucho tiempo y con niebla que no te permite ver más allá de un par de metros; da igual las luces del coche, de hecho, cuanto más potentes a veces peor es. De noche se puede sentir hasta pánico pero es que de día, con un sol radiante arriba, dentro de ella es como una oscuridad total iluminada y piensas ¿qué hago?. En el arcén (además de estar prohibido) es impensable detenerse. Si vas rápido te aparece de la nada un camión que le vez las luces rojas cuando estás a punto de apagárselas. Si vas despacio esperas el golpe inminente de atrás. Si te detienes en un área de servicio puedes estar a salvo pero la niebla dura días (más de un mes la he vivido, sin ver el sol)…
Pero más miedo da notar cómo algunos pasan a tu lado como si tal cosa. «Ajenos al peligro» o pensando (?) que siendo tal como lo digo, lo mejor es pisar a fondo y a ver si se tiene la suerte de salir pronto de esa pesadilla… Muchas veces se intenta seguirle la estela, que «te abra el camino» pero es una verdadera locura (soy loco, lo sé). Una autopista con 3 y hasta 4 carriles en la que es imposible ver las líneas de señalización (blancas, recién pintadas, reflectantes…)
Las luces antinieblas que en condiciones normales (de visibilidad) molestan más que cuando te deslumbran con las de carretera, apenas se ven antes de 10 (o menos) metros y los captadriópticos de los vehículos que te preceden se parecen a los de mi gato el dormilón, siempre entornados por el sueño y turbios por las lagañas…
Seguramente a un londinese no se le podrá conmover con estas penumbras, pero vivir en una ciudad así, estando a veces más de un mes viendo el sol como una bombilla de frigorífico a travéz de un cristal lleno de mantequilla, da tristeza y mucho frío…
Lo bueno fue la primera vez que nos aventuramos a ver si era verdad que unos kilómetros fuera de la ciudad el sol radiaba normalmente y descubrimos que de algún modo, formábamos parte del cuento de King…